Desde el principio de la serie, en los partidos del Palau, ya se veía que el Barça no era capaz en ningún momento de imponer su ritmo de juego. Adaptándose a jugar tal y como mandaba el equipo de Dusko Ivanovic. Y eso era algo que hacía sufrir claramente a los culés.
Es difícil encontrar explicaciones lógicas del porqué un nivel tan bajo de juego mostrado por el conjunto de Xavi Pascual. Y aunque se pueda achacar todo a una mala actitud, a una debil mentalidad ganadora, da la sensación de que Dusko se preparó a conciencia, y en un corto periodo de tiempo, esta final. Construyendo la base desde la defensa. Una defensa sólida, muy difícil de desajustar, siempre antentos a los cambios defensivos impidiendo tiros fáciles, y en ataque jugando a un ritmo pausado, y cansino para no dar ritmo al Barça, sin precipitaciones, evitando pérdidas absurdas que los obligaran a hacer transiciones defensivas casi indefendibles, y algo que fue fundamental en todo esto, matando la creatividad de Ricky. Ese fue un punto muy importante. La creación de juego de Regal desde su base titular fue casi inexistente. Tannto fue así, que Navarro era en muchas ocasiones el encargado de generar juego para sus compañeros cuando salia hacia arriba saliendo de los bloqueos.
Los lamentables porcentajes de tiro de tres durante toda la final del Barça, es el fiel reflejo de lo mal que trabajaron la circulación de balón, las pocas ventajas creadas, los pocos tiros abiertos cómodos, usando demasiado bloqueo directo, y jugando muy poco en la pintura, aunque aquí hay que destacar la gran labor defensiva de Tiago Splitter, que pese a no brillar mucho en ataque los dos primeros partidos, -sobre todo en el segundo- estuvo genial en defensa toda la serie. Y un sin fín de situaciones que se podrían citar. Porque esto no es solo cuestión de mentalidad, aquí hay trabajo de pizarra. Y en este caso, la pizarra de Ivanovic fue bastante más clara y a la postre, más determinante que la de Xavi Pascual. Porque esto es la grandeza de este deporte. La lucha de pizarras. Aunque debo ser honesto y reconocer que nunca he sido un gran amamnte de las estrategias de Dusko, ahora, hay que valorar y reconocer todo el buen trabajo que ha hecho con este Baskonia que, si nada lo remedia, perderá por enésima vez a su jugador más importante sin que Josean Querejeta pueda hacer nada.
Por ciero, el MVP de la final se lo ha llevado Splitter, pero creo sinceramente que San Emeterio se merecía más, ese galardón que el jugador brasileño. Pero esto quizá sea lo de menos, sobre todo, porque viendo el estado de forma en el que está fernando, es sabedor de que tiene muchísimas posibilidades de estar este verano en el mundobasket de Turquía, un premio, que de producirse, será sin duda alguna totalmente merecido. Y estoy convencido de que puede ser incluso una pieza muy importante en los esquemas de Scariolo, para el presente, y para el futuro, lo que nos congratularía a todo el mundo amante de la canasta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario