Por todos es sabido que en cualquier deporte de equipo, para ganar, para cosechar éxitos es necesario formar un grupo humano que rindan en las condicinoes más optimas posibles.
La figura del jugador franquicia en la NBA siempre fue,y sigue siendo, un signo de identidad en la estructura de los equipos. Esos jugadores con cualidades de líder, esos que se llevan todas las alabanzas de la opinión pública, los más mediáticos, y los que se supone que aparecen en los momentos más importantes del juego. Pero los grandes equipos, aquellos que marcan las diferencias por encima de los demás, necesitan de jugadores disciplinados, que sepan asumir su rol, muy trabajadores para el equipo y sin hacer excentricidades a nivel individual. Para eso ya están las supuestas estrellas.
Este es el caso de Arron Afflalo. Un joven escolta que está disputando su cuarta temporada como profesional, se formó durante tres temporadas en las prestigiosa universidad de UCLA, llegando a concidir con Kevin Love. Y acltualmente está en su segunda campaña como jugador Denver bajo la batuta de un grande como George Karl.
Precisamente ha sido Karl el que ha tenenido la paciencia suficiente para que la madurez baloncestística de este chico llegara a buen puerto, algo que no han hecho en Detroit, como no. Y ahora Afflalo está aportando lo que muchos de sus compañeros en los Nuggets no aportan. seriedad en el juego, inteligencia, gran anotador solo cuando toca, altruísmo, y defensa. Con estas cualidades se ha ganado desde hace ya un tiempo considerable la titularidad en la franquicia de Colorado.
Tener de compañero en el backcourt a uno de los grandes bases de la última década como Chauncey Billups seguro que ayuda mucho, sobre todo a entender entender el juego, a saber leerlo en todas sus vertientes. Por eso Arron Afflalo es uno de esos chicos jóvenes de la NBA que tanto gusta ver. Porque este deporte no se basa en estrellitas mediáticas, y hablo de lo puramente deportivo, no de todo el negocio que lo rodea.
Los equipos ganadores dejarían de serlo si en sus filas no contaran con los Afflalo de turno. Aunque nunca su laborioso trabajo estará lo suficientemente recompensado, y menos en un baloncesto tan sumamente estadístico como el americano.
Saludos
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